lunes, 15 de diciembre de 2014

Energía Cinética del Proyectil


Todos los manuales de balística no ultraespecializados que uno pueda consultar (incluido el mío, Fundamentos de Balística General) proponen como fórmula de la energía cinética del proyectil la típica para un cuerpo de masa m y de velocidad v en un movimiento de traslación lineal.

EC = 1/2 m·v2

Esta fórmula, obviamente, capta el valor de la energía cinética puntual en el momento en el que se cumplen los valores especificados para m y v, teniendo en cuenta que la velocidad del proyectil varía, desde su salida de la boca de fuego, de acuerdo con su movimiento progesivamente decelerado por las fuerzas conjuntas de la gravedad y la resistencia del aire.

Ahora bien, el movimiento traslacional no es el único que tiene el proyectil disparado por un cañón de ánima estriada. Las estrías confieren al proyectil, además, un movimiento rotacional que aporta también su ración de energía cinética al cuerpo en movimiento. La fórmula de la energía cinética de rotación es:

ECr = 1/2 I·w2

donde I es el momento de inercia del cuerpo en rotación respecto de un eje determinado y w es su velocidad angular.

La fórmula de la energía cinética total del proyectil debería ser, por tanto:

ECt = EC + ECr = 1/2 m·v2 + 1/2 I·w2

donde (recordémoslo):

m = masa;
v = velocidad lineal;
I = momento de inercia;
w = velocidad angular.

¿Por qué, pues, se prescinde tan alegremente de ese segundo miembro de la ecuación? ¿Por qué desestimar la energía cinética rotacional?

La razón es doble: en primer lugar, el momento de inercia de un cuerpo de forma compleja y distribución de masa no uniforme plantea un cálculo difícil. Un proyectil está formado, cuando menos, por un cuerpo cilíndrico y una ojiva que puede tener diversa configuración: cónica, tronconónica, paraboloide, etc. Puede, además, estar talonado por la base, o tener base cóncava, o convexa. Posiblemente estará blindado, con lo que la distribución de masas será distinta en la periferia que en el núcleo. Y puede, finalmente, estar compuesto por elementos diversos que se separen durante la trayectoria o en el momento del impacto. En segundo lugar, la energía cinética de rotación de los proyectiles de las armas ligeras convencionales es muy pequeña.

¿Tan pequeña como para ignorarla?

Veamos un ejemplo. A efectos de sencillez, estudiaremos el caso de un proyectil wadcutter del .38 Spl., que tiene la ventaja –en lo que a cálculo se refiere– de constituir un cuerpo geométrico sencillo con distribución de masa homogénea: un cilindro de plomo.

Su momento de inercia es:

Icilindro = 1/2m·r2

donde m es la masa y r el radio del cilindro.

Puesto que la masa nominal del cilindro/proyectil es de 148 grains y su diámetro nominal es de 9 mm., el cálculo es relativamente sencillo, una vez traducidas esas cantidades a las unidades que nos interesan.

Así, 148 grains son 0,00959 kg (= 148/15430) y 9 mm. son, obviamente, 0,009 m. Por su parte, el radio es la mitad del diámetro, esto es: 0,0045 m. Luego:

I = 0,00000009709875 kg·m2

Para poder calcular la ECr, necesitamos ahora la velocidad angular del proyectil. La fórmula es:

w = 2·pi·n

siendo n el número de revoluciones por segundo (RPS) del proyectil. Para conocer n, por tanto, nos hacen falta dos datos: la velocidad lineal del proyectil y el espacio lineal correspondiente a una vuelta completa del cilindro, lo que llamamos habitualmente paso de estría.

La velocidad inicial nominal de nuestro proyectil es de 254 m/s. El paso de estría de los revólveres del .38 Spl. acostumbra a ser de 1:18", esto es, 1:457,2 mm., o una vuelta completa cada 0,4572 m.

Dada la velocidad en m/s y manteniendo la homogeneidad dimensinal requerida:

RPS = v/PE

donde PE es la longitud del paso de estría. Así, en este caso:

RPS = 254/0,4572 = 555,555

El wadcutter bajo escrutinio realiza 555,555 revoluciones por segundo cuando emerge de la boca de fuego con velocidad inicial de 254 m/s.

Tenemos ahora ya todos los datos que necesitamos para resolver la velocidad angular y la energía cinética rotacional:

w = 2·pi·n = 2·pi·555,555 = 3490,655 radianes por segundo (rad/s)

Luego, la energía cinética rotacional será:

ECr = 1/2 I·w2 = 1/2 · 0,00000009709875 kg·m2 · 3490,6552 rad/s =
1/2 · 0,00000009709875 kg·m2 · 12184672,329025 rad2/s2 = 0,591558226153958109375 J

Teniendo en cuenta que la energía cinética derivada del movimiento de traslación de nuestro proyectil –en boca de cañón (EC0)— es igual a 309,35422 J, los aproximadamente 0,6 J derivados de su movimiento rotacional representan un mero 0,19% de la primera cantidad.

¿Negligible? Depende, por supuesto, de la precisión con la que uno quiera realizar los cálculos. Pero el hecho de que en boca de cañón represente una cantidad tan ínfima, vuelve esta magnitud irrelevante, en balística terminal, a efectos de las propiedades lesivas de los proyectiles convencionales de armas ligeras.